En estos días estraños de confinamiento a causa de la crisis sanitaria probocada por la pandemia del COVID-19, se han bolcado en las redes cientos, miles de artículos, propuestas y recursos para dar respuesta a las necesidades e interrogantes que se plantean desde el ámbito de la educación. ¿Cuál debe ser el papel de la escuela en estos momentos? ¿Cómo garantizamos la igualdad de oportunidades si planteamos una educación online en un mundo dividido por la brecha digital? ¿Qué tipo de recursos y actividades deben ofrecer los centros educativos a su alumnado, para continuar desarrollando un trabajo competencial? ¿Cómo convertimos el hogar y la familia en un espacio educativo (¡si no es que ya lo era!)? ¿Cuál debe ser el papel de las madres, los padres, los referentes adultos en este momento? ¿Debemos dar por finalizado el curso? ¿Deberemos recuperar las semanas perdidas de alguna manera (si es que realmente se han perdido...)?
Hemos leído y hemos estado de acuerdo o en desacuerdo con muchas de las reflexiones y propuestas publicadas. Pero hay un artículo que nos ha gustado especialmente y que queremos compartir con tod@s vosotr@s: el artículo de Dolors Feixas, una maestra de educación infantil de la Escuela Cooperativa El Puig de Esparreguera (Barcelona), publicado en la revista Catorze. Una sabia reflexión sobre lo que es realmente importante en educación.