Frente a la tendencia a echarle sistemáticamente las culpas de la realidad educativa a la administración y a los políticos -que, sin duda, juegan un papel muy importante-, no deberíamos olvidar el grado de intervención y responsabilidad que tienen en el desarrollo educativo sus principales agentes: los profesores. Así, parafraseando a J.F. Kennedy, con su famosa pregunta ¿qué puedes hacer tú por tu país?, que inspiró a toda una generación para emprender una carrera de servicio público, deberíamos plantearnos qué virtudes docentes -compromiso, dedicación, responsabilidad, iniciativa y competencia– aportan los equipos directivos y el profesorado para innovar y fomentar la calidad de la enseñanza de la música en sus diferentes grados y vertientes.
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Para terminar, me gustaría hacer una propuesta. De la misma manera que se puso en marcha un plan para resolver el déficit de instrumentistas sinfónicos, ¿por qué los conservatorios superiores no se proponen para los próximos diez años ocuparse en profundidad de la formación pedagógica de los futuros profesores, única vía para superar el inmovilismo de nuestras instituciones y propiciar el desarrollo de la innovación educativa? Ya saben, el secreto es la pasión.
Os invitamos a reflexionar a partir de la pregunta de Elisa Roche sobre nuestro papel, como docentes, en la calidad de la educación musical y la educación en general. Desde el compromiso, la innovación, la responsabilidad..., siempre con pasión: y tú, ¿qué puedes hacer?